24/01/2014
El 17 de agosto de 1996, Hugo Rafael Soto enfrentó al fenomenal estadounidense Johnny Tapia por el título mundial Supermosca OMB, en Albuquerque (USA).
La lucha se definió por puntos, en doce vueltas, a favor de Tapia y diario Clarín, a través de su enviado especial Alejandro Pérez, describió la contienda bajo el título “Tapia fue más y terminó con la ilusión de Soto” y con el siguiente texto:
En su casa y ante su gente, que lo tiene como un ídolo total, el norteamericano Johnny Tapia confirmó ayer que se necesitan varios atributos técnicos y anímicos para quitarle el título mundial de los supermoscas de la Organización Mundial de Boxeo. La ilusión del argentino Hugo Soto chocó contra la solidez sin brillo de un campeón que había preparado su propia fiesta y no estuvo dispuesto a desaprovecharla. Finalmente dos tarjetas dieron ganador a Tapia por 119 a 110 y la otra por 118 a 110. Clarísimo. Se sabía de antemano que para Soto no había muchas alternativas: tenía que noquearlo para ganar, no podía dejarlo manejar el trámite de la pelea porque sino su rival se lo llevaría por delante. Sin embargo, el argentino se paró de contragolpe y la iniciativa la tuvo Tapia.
Si bien encontró lugar para llegar con algunas manos, en el segundo round el norteamericano comenzó a construir su victoria. De arranque, en un cruce contra las sogas, una izquierda directa le cortó la ceja derecha. Ante la locura de su gente se agrandó, imponiendo nítidamente su mayor velocidad en las combinaciones. El argentino sintió el impacto, aunque mantuvo la línea.
Contra lo que se esperaba, el tercer asalto fue lo mejor de Soto, que antes del primer minuto frenó un avance de su rival con una izquierda en la nariz que le provocó una hemorragia. Tapia se frenó, el público dejó de gritar por un momento y así creció el sueño del grupo argentino. Pero fue eso, apenas un momento...
El cuarto round fue parejo, pero en el quinto el norteamericano hizo sangrar de la nariz a Soto y empezó a demostrar su dominio del combate. Es cierto que el campeón nunca salió a buscarlo con decisión, pero le alcanzó con entradas rápidas, combinando tres o cuatro manos y después salir, para marcar diferencias. Y sumar en las tarjetas.
Hasta el final casi todo fue de Tapia, que comenzó a hacer su circo, un show que incluía los pedidos de aliento a su gente, o sus gritos de "yo amo a Albuquerque", mientras imponía su mayor potencia en los golpes, ante un Soto que no encontraba espacios para meter un golpe determinante.
Si bien el estadounidense no tiene golpes de nocaut, confirmó que gana por demolición, golpeando en ráfagas y que sus golpes eran más efectivos que los de Soto, que nunca le propuso variantes.
Tal vez la mayor diferencia de Tapia se notó en el último asalto, ante los alaridos de todo el estadio, cuando terminó imponiendo su superioridad y precisión, para quedarse con el cinturón en la séptima defensa.
Le faltó iniciativa
El argentino nunca se desordenó, no le escapó a ningún cruce, y llegó a meter alguna izquierda en punta con fuerza (desde el rincón le pedían que insistiera con esa mano hasta el fondo), aunque no más que eso. Nunca tomó la iniciativa ni se lo llevó por delante a su rival. Tampoco encontró la distancia para embocar la derecha. Se limitó a aguantar, mostrando una buena preparación, a mantener un esquema y a poner alguna mano cuando Tapia se desprotegía. Demasiado poco para llevarse un título mundial.
Soto: "Me dieron una paliza"
El pequeño vestuario que le dieron a Hugo Soto no perdió la tranquilidad, ni aun después de la derrota. Más, ni el propio boxeador se animó con una gracia que rompió el clima de dolor que dominaba el ambiente. "Como regalo de cumpleaños me dieron una paliza", dijo Soto, y lo acompañó con un "tranquilo viejo, que estoy bien", dirigido a su padre, Delio, que lo acompañaba con la mirada triste y sin hablar.
-¿Sentiste las manos de Tapia? -Te juro que no, sólo me dolió una en el hígado durante el cuarto round. Esa me quebró, pero después nunca sentí un golpe que me haya conmocionado. Lo único que me dio bronca fue que me aflojó dos dientes de un cabezazo. Ni siquiera me molestaron los cortes en la cara.
-¿Al final terminaste mal? -No, jamás sentí que me podía voltear. Me daba cuenta que él dominaba la pelea, pero nunca se quiso prender en el cambio de golpes. Creo que pensaba que lo podía embocar.
-¿Por qué sacaste tan poco la derecha? -No lo pude encontrar nunca. Para colmo me salió una ampolla en el pie derecho (se pudo comprobar al sacarse las botas) que me dolió mucho, desde el tercer round. Me faltó distancia, no pude soltar las manos y eso puede ser por la falta de guanteo de estos días.
-Por momentos te superó con claridad. -Es que no pude controlar su velocidad. Tiraba muy rápido. Sin embargo creo que no hice una mala pelea, aunque me duele la derrota.
A Soto lo estimulaba la promesa de revancha nacida de labios del propio Bob Arum, responsable de Top Rank, arriba mismo del ring, que fue acompañada por 1.000 dólares de regalo del promotor. "Te los ganaste por el esfuerzo que hiciste", le dijo el promotor.
"Es merecido, porque fui el rival más duro de los que enfrentó. Espero que no me haga esperar mucho. No tengo problemas en volver a pelear acá", comentó el catamarqueño”.
2012/2013
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