29/05/2013
El 29 de mayo de 1998, Hugo Rafael Soto lograba el cetro mundial de la categoría Mosca, versión AMB, el máximo logro alcanzado por el deporte de Catamarca.
La brillante conquista del púgil catamarqueño tuvo lugar en la ciudad de Las Vegas (USA) ante el venezolano José Bonilla, en fallo dividido. Los jueces Dalby Shirley 116-112 y Alejandro Rochin 116-113 favorecieron a Soto, y Manuel González con 114-116 premió a Bonilla.
Un artículo de diario Clarín del 31 de mayo de 1998, hizo referencia al éxito del catamarqueño de la siguiente manera: “En Catamarca será difícil olvidar la carga de adrenalina previa a la lectura de la última tarjeta, la que sentenció que uno de sus hijos, Hugo Rafael Soto, era el nuevo campeón mundial de los moscas de la Asociación (AMB). Es que hasta ese momento muy pocos creían que el fallo, polémico por cierto, dictaminaría que José Bonilla resignaría el cinturón y que Soto se convertiría en el campeón número 21 nacido en la Argentina.
La pelea, que se celebró en el Hotel Hilton de esta ciudad, tuvo un desarrollo intenso, donde Bonilla se mostró más claro en ataque y dominó con comodidad en la primera parte. Aunque le faltó contundencia en sus intentos. En el quinto round, el venezolano produjo un corte sobre el ojo izquierdo del retador.
Mientras que Bonilla planteó la pelea para conservar las ventajas obtenidas hasta el momento, tratando además de profundizar con sus ataques la herida del catamarqueño, Soto sacó a relucir su guapeza y la buena condición física. En el noveno round, el argentino conmovió al venezolano con un gancho de izquierda, aunque no llegó a derribarlo. Y hasta el final del combate, ambos boxeadores alternaron el dominio. Y cuando todo indicaba que Bonilla retendría por cuarta vez el título mosca de la AMB, los jueces dividieron el fallo, dos de ellos declarando como nuevo campeón a Soto, que ahora tiene un récord de 50 victorias (33 nocaut), 5 derrotas y 2 empates.
Estoy muy orgulloso. Este título es para Catamarca y para toda la Argentina, fueron las primeras declaraciones de Soto como campeón allá, en Las Vegas. Y terminó dedicando el título para la delegación que lo acompañó a Estados Unidos, su familia y, por supuesto, a sus 11 hijos. Y en la capital catamarqueña, ciudad donde Soto nació el 16 de agosto de 1967, se prolongaron los festejos hasta la madrugada del sábado.
A casi diez años de su debut en el profesionalismo y luego de mucho perseverar, Soto por fin pudo cumplir con su sueño mundialista. Antes habían sido tres sus intentos frustrados por obtener la corona. En agosto del 94, ante el ruso Yuri Arbachacov por el título mosca del Consejo; dos años más tarde, ante el estadounidense Johnny Tapia por el supermosca de la Organización, y en junio del año pasado, ante el tailandés Samsom Dutch Boy Gym, por el supermosca de la poco reconocida Federación Mundial (FMB). Pero el viernes fue el día de Hugo Soto (que llegará a Buenos Aires hoy a las 9) y se convirtió en el tercer campeón vigente en el país, junto a Carlos Salazar titular mosca y Juan Domingo Córdoba en los minimosca, ambos de la Organización”.
Soto vive su momento de gloria
En otra nota de Clarín, realizada por Daniel Ruchelsma y titulada “Soto vive su momento de gloria”, se indicaba lo siguiente: “La discusión instalada en el mundo del boxeo le provocó a Hugo Rafael Soto más dolor de cabeza que los golpes del venezolano José Bonilla. Porque la gente también entregó un fallo dividido. Y el boxeador catamarqueño no quiso esquivar el tema y en su paso por Buenos Aires le dijo a Clarín: Yo sentía dentro de mí que lo vencí y así lo vio el jurado. Haya ganado o no, el cinturón es mío. Así lo entendieron los más de dos mil catamarqueños que fueron a recibirlo al aeropuerto de su provincia. Antes, la aparente timidez de este hombre de 30 años se transformaba en un constante fluir de palabras en menos de lo que dura una cuenta de protección. Nunca quise pelarme. Ni siquiera de chico. Menos ahora, que tengo la cabeza llena de cicatrices. Pero se lo prometí a la Virgen del Valle y cumplí, aunque mis amigos van a cargarme. Antes de adueñarse del título mosca de la AMB, el primer catamarqueño campeón del mundo probó el sabor de la derrota en tres intentos anteriores. Tal vez por no cumplir con el dicho popular, ese que dice que la tercera es la vencida, Hugo se replanteó su carrera: Era consciente de que a Tailandia -hace un año, ante el local Samson Dutch- fui muy mal físicamente, fue una irresponsabilidad. Ahí pensé: si sigo, tengo que hacerlo en serio. Y hace ocho meses que no salgo del gimnasio y que no salgo de noche.-No es común ganar un título sin KO. ¿Por qué creés que el fallo te favoreció?-En Estados Unidos se le da más valor al que presenta combate. Y a pesar del corte que tenía sobre la ceja, fui al frente en todo momento y en el tercer round estuve cerca de tirarlo. El nunca me tuvo así.-¿Qué cambió en la preparación?-Me exigí más. Antes, cuando me dolía el cuerpo, aflojaba. Esta vez, si me dolía, trabajaba más fuerte. Me entrené como tendría que haberlo hecho hace tiempo.-Si no se te daba, ¿dejabas el boxeo?-Hubiera tratado de hacer una diferencia económica defendiendo mis títulos de campeón sudamericano gallo y campeón interamericano supermosca. Pero la verdad es que nunca pensé en esa posibilidad. Sí, en cambio, lo había hecho las veces anteriores, cuando me decía si pierdo, tendré otra chance más adelante. Sin embargo, esa duda no la tuve ahora.
Para Soto, ahora llega el tiempo de construir la diferencia soñada. Para asegurar el porvenir de sus once hijos. Que nunca les falte nada; yo los traje al mundo y ésa es mi obligación, afirma. Y agrega que en el futuro va a ayudar a la gente que más lo necesita. No me olvido de cuando tenía a uno de mis nenes enfermo y no me alcanzaba para los remedios.-¿Estás pensando en un retiro cercano?-No tengo ningún apuro. Pero voy a dejar el boxeo antes que el boxeo me deje a mí. Voy a retirarme campeón del mundo.-¿Tenés algún ídolo?-Ídolo, no. El que me gusta es Ortega.
Me gustaba el fútbol. Jugué de 3 en San Lorenzo y en Sarmiento, en Catamarca. Creía que el boxeo era para los locos, pero mi hermano, campeón argentino liviano en el 85, me convenció. Ahora pienso que lo debo querer. Para seguir en esto...”.
2012/2013
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