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La 1ra. pelea profesional

14/11/2012

José María Jorcino derrotó por nocaut en dos vueltas a Alejandro Prat Gay, el 3 de junio de 1923, en la que sería la primera pelea de boxeo profesional en Catamarca. 

El texto extraído de una recopilación efectuada por diario El Ancasti en 2001 es el siguiente: “Un domingo 3 de junio de 1923 germinó la semilla del pugilismo en Catamarca. Esa tarde, en cancha del Tiro Federal escenario cotidiano de la época para los torneos organizados por la Liga Catamarqueña de fútbol, se realizaría el primer combate de box profesional.

Los dueños de esta porción de la historia, dos púgiles ávidos de gloria deportiva

y notoriedad: José María Jorcino y Alejandro Prat Gay.

De cualquier forma, la historia empezó a escribirse meses atrás. Con mayor precisión durante la segunda semana del mes de abril, cuando José Jorcino asomó en escena para abrir una academia de boxeo en Rivadavia 514. Este siguió los pasos de Carlos Campitelli, su antecesor en este menester de inculcar una nueva disciplina deportiva entre los jóvenes, desde su faceta de deportista. Es así que complementó esta actividad con el fútbol, desempeñándose como defensor en el club Veteranos de la Liga local.

Prat Gay, a su vez, arribó a Catamarca a mediados de mayo proveniente del balompié de Tucumán. Y para el 23 se inscribió en filas de San Martín, otro equipo de la Liga Catamarqueña.

Casi inmediatamente, dos días después, su nombre empezó a ser pronunciado en el ambiente deportivo.

Actuando como centroforward en un amistoso ante Talleres de Jesús María de Córdoba, convirtió dos goles y fue figura excluyente en el triunfo del equipo de Catamarca.

Enterado de la existencia de Jorcino, no dudó y lo desafió a través de los medios a un encuentro de pugilato. Y como en los duelos de antaño Porcino recogió el guante y aceptó el convite.

 

El contrato y sus cláusulas

El 23 de mayo se finiquitó la firma del contrato en Chacabuco 344, domicilio particular de Luis Varela Lezana, el reconocido pintor, que oficiaba de manager y representante de José Jorcino.

Presente Alejandro Prat Gay, se nominó como integrantes del jurado al doctor Armando

Correa (presidente de la Liga Catamarqueña de fútbol a esa altura), Patricio de La Vega (profesor de Educación Física) y Federico Argerich (deportista y dirigente de  raigambre).

La elección del árbitro de la contienda recayó en D. Montes de Oca y como "timekeeper" se designó a Felipe J. Otaño (otro hombre del deporte). .

Las principales cláusulas del contrato se detallaban que:

* La pelea tendrá una duración máxima de diez rounds de tres minutos por uno de descanso.

* Se usarán guantes nuevos de cuatro onzas por ambas partes y el vendaje será con vendas de hilo, estando absolutamente prohibido el vendaje de gutapercha.

* La pelea se hará a la americana pudiéndose pegar en los clinchs y estando prohibido los golpes a la nuca y los riñones.

Por otra parte, se determinó que del producto bruto recaudado un 10% será donado a los H. H. Franciscanos y luego de cubiertos todos los gastos, el monto restante se distribuirá en un 80% para el ganador y un 20 % al perdedor.

 

Se calienta el ambiente

Los días previos al match estuvieron condimentados por conceptos de los protagonistas que buscaban generar atención entre la afición.

Por un lado Porcino se lamentaba de que "personas poco escrupulosas hayan hecho correr la voz de que la pelea será un tongo, como se dice vulgarmente, y desafió a tales a que vayan a ver si el encuentro será o no una pelea de verdad".

Aseguraba optimista que "nunca me he encontrado tan bien y si me toca la desgracia de ser vencido tendré que confesar que mi derrota sólo se deberá a que mi contrario es mejor".

Sobre su entrenamiento, Jorcino especificaba que "de mañana, luego de levantarme, hago footing de 8 kilómetros más o menos. A la tarde hago tres rounds de cuerda, dos rounds de boxeo con mis ayudantes, luego tres rounds de shadow (boxeo con la sombra) y después tres rounds de ejercicio sueco. El sábado (un día antes de la pelea) descanso absolutamente".

Por último, Jorcino vaticinaba que "en el match, hablando sinceramente, ganará el que pegue mejor; vale decir, saldrá vencedor el mejor hombre".

En tanto, Alejandro Prat Gay, más escueto en sus apreciaciones, indicaba estar "muy satisfecho de mi entrenamiento y me encuentro en muy buenas condiciones. Me presentaré en el ring con 65 kilos".

Analizando la pelea, el tucumano expresó que "si no se produce KO hasta el cuarto

round por cualquiera parte, creo que la pelea me será favorable, pues creo ser más ágil y me siento capaz de soportar hasta doce rounds".

Finalmente explicaba que su plan de combate consistirá en "entrar de lleno en pelea desde el primer momento procurando mantener la ofensiva".

 

Cartelera atractiva y colorida

Una amplia concurrencia abarrotó los palcos y sillas adyacentes al cuadrilátero que se había levantado en el centro del Tiro Federal. El número acusaba la gran expectativa que concitó un espectáculo novedoso para la época.

El programa empezó con un gallo ciego entre cuatro canillitas, que arrancó las primeras sonrisas y aplausos vespertinos (tarde).

Luego ascendieron al ring los aficionados Antonio Díaz y Bernardo Schaefer, dos deportistas con presente futbolístico, ya que actuaban como defensores en los clubes San Martín y Sarmiento respectivamente.

La contienda resultó movida, pero con escasas situaciones apremiantes. Por un lado, Díaz, dueño de una gran serenidad, exhibió una mejor escuela boxística. Mientras que Schaefer, algo nervioso, sacó a relucir una mayor resistencia física. Al final de los tres rounds que duró la lucha, dirigida por Patricio de la Vega, el fallo fue un salomónico

empate.

 

Llegó la hora…

Algunos minutos pasadas las 16 el esperado y. principal enfrentamiento tuvo lugar. Prat Gay -más delgado y ágil a la vez- y Jorcino –físicamente más grueso- se presentaban ante la multitud. El contraste de cuerpos no ocultaba, sin embargo, músculos trabajados en un entrenamiento poco riguroso.

Con el tañido de la campana, según los recortes de época, similar a la del Consejo de Educación, Prat Gay (66 Kg.) asumió la iniciativa y con resolución se plantó en ofensiva.

Pero, cometió un error que sería determinante en el resultado; con bravura se prendió en el cuerpo a cuerpo en donde Jorcino (70 Kg.) estuvo a una distancia cómoda para poder replicar con dureza. Y mediante un directo preciso a la mandíbula, le produjo una pequeña hemorragia en los labios al tucumano que, a medida que avanza la refriega, empezó a sentir el rigor. Porcino impuso un martilleo constante al cuerpo y al rostro, y la lucha se convierte en “su” monopolio.

Para la segunda vuelta, Porcino se aprovecha de la recaída física de Prat Gay, y acorralándolo contra las cuerdas lo somete a un severo castigo. La sangre empieza a brotar de la nariz del tucumano sintetizando el martirio que sufría.

Y en la expiración del round, Jorcino calza un directo al estómago, en precisos instantes en que Prat Gay se cubría en el rostro, y llega el nocaut.

La caída se produce sobre el sector izquierdo del ring, y a pesar de los intentos por recuperarse, la cuenta del referí Montes de Oca decreta el final. Jorcino había ganado fácilmente en cinco minutos. Demostró una mejor táctica defensiva-ofensiva, una sólida pegada y una gran absorción al castigo, en comparación con su adversario. El público no se retiró conforme, quería más acción. Pero, tanto Jorcino como Prat Gay ya habían entrado en la historia. Le dieron marco y forma a la primera pelea profesional de Catamarca. Hace casi ocho décadas”.

 

Ariel Herrera

Nota publicada el 4 de Junio de 2001, en diario El Ancasti


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